Delimitando el libre albedrío y saltándonos lo políticamente correcto miro a los ojos a cada uno que se sienta delante de mí, disimulando como si escuchara música por mis auriculares, les miento, solo quiero oír sus voces para saber lo que dicen o no,me divierte, es un elemento de fantasía que utilizo cada vez que cojo el metro para ir al centro de la ciudad.
Más de un bucólico moderno juega a mi juego, ¿ Adonde irá ese chico que se ha pasado de colonia? Esa mujer cargada de bolsas y no de tiendas ¿la amarán en casa? El obrero sudamericano de botas sucias del trabajo ¿será un doctor en astrofísica que no le han validado sus diplomas para ejercer en nuestro país y por eso no tiene otra opción que ser un peón más en la obra? no puedo evitar a jugar a quien sera el asesino en serie perfecto.
Seguramente os ha pasado alguna vez , que cuando alguien te comenta que se encuentra enfermo y empieza a explicar los síntomas te sientes identificado o cuando lees un cuadro clínico de una nueva enfermedad encontrada en Wisconsin, ( todas las enfermedades nuevas raras nacen allí, lo se) el poder de lo hipocondríaco hacen que sientas dichos síntomas? Pues a mi me pasa exactamente lo mismo pero cuando leo o escucho el perfil psicológico de un asesino en serie.
Me asusto de mi misma de saber que tengo el poder de matar a alguien y ser capaz de ya saber que hacer con el cadáver, me asombra tener la capacidad de manipulación porque eso es nato, lo llamo don, que con los años vas puliendo desde que te das cuenta en tu adolescencia que con tu mente puedes mover a los hombres a tu voluntad y conseguir de cualquiera cualquier deseo y capricho banal sin necesidad de tocarle. Pues es todo un arte saber utilizar las emociones ajenas para utilizarlas contra o en beneficio a quien te las enseñó.
No veo mal bajo mi criterio ser hedonista o déspota, si sabes lo que quieres y como lo quieres para que ocultarlo. Hay que tener una personalidad de convicción con argumentos como escuderos, pero claro la gente confunde la seguridad en si mismo con la prepotencia y el despotismo ilustrado. Ese es mi «san benito» colgado por mi madre desde niña y que sospecho que no me abandonará hasta que vuelva a ser polvos de estrella ( aunque tampoco me pesa la verdad)
Si a esto le añades ser un poco presumido y no poder evitar mirarte en cualquier espejo o reflejo de algún escaparate tenemos un ingrediente más que alimenta el ego del asesino en serie: ser narcisista; y por suerte o desgracia para algunos yo peco y lo confieso.
Con la selección natural jubilada, y un sistema donde las leyes son del rico, llego a la conclusión que soy carne en potencia del criterio de Regis en el que el día menos pensado acabo con alguien que no se merezca vivir bajo mi punto de vista y le haga pagar por otros sin pensármelo mucho. Pero todo eso se disipa cuando veo sentarse a mi lado, en el vagón, una mujer con su hijo el cual me mira entre asustado y curioso regalándome una sonrisa sincera e inevitablemente mimetizo la acción con acto devolviéndosela.
No soy Harold Shipman con complejo de edipo, ni Daniel Camargo , Charles Manson, Ted Bundy aunque tenga su carisma y llegar a que una estrella del grunch como Blondie me dedique una canción, ni El mendigo asesino, el arropiero, el sacamantecas, la viuda negra, el monstruo de machala, pues al igual que tengo semejanzas no tengo tendencias necrómanas ni necrófagas , tengo diferencias ; Me alivia saber que no tengo la máscara de cordura que es el elemento esencial del manual del asesino en serie (vamos que se me ve venir de lejos) por eso me reconforta y alivia que jamás seré uno de ellos, la humanidad puede respirar tranquila como el hombre que mira lascivamente en el metro a unas adolescentes que acaban de subir, también él puede respirar tranquilo hoy no le mataré…
pero y tú?
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Miaux Feline